Por un referente constructivo crítico desde IU, comprometido y coherente en la movilización social para una alternativa trabajadora y joven a la crisis económica, en el proceso de formación de los foros para la refundación de la izquierda.

martes, 19 de enero de 2010

A propósito del derecho a la autodeterminación para el Sáhara

Alfons Bech

He leído la carta que ha escrito Búster en su “Respuesta a los calumniadores en el tema Haidar”. Estoy de acuerdo con él. También he leído el segundo artículo de Miguel Romero en Viento Sur. No estoy nada de acuerdo con él. Considero que continúa su campaña sectaria y de difamación. Pero me gustaría incidir en un punto que me parece también aprovechable para sacar lecciones de este lamentable papel que ha jugado Romero en todo el asunto de la huelga de hambre de la señora Haidar.

Se trata de los juegos de palabras que utiliza acerca del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. No es poca broma pues. Que yo recuerde es una de las ocasiones más claras en que el Congreso de los Diputados se ha tenido que pronunciar a favor de un derecho tan denostado por la derecha y por el centralismo españolista. Romero mismo cita el texto aprobado por el Congreso:

“El punto 5 del texto del Congreso dice:

“5.- Seguir defendiendo las resoluciones aprobadas por el Congreso de los Diputados en el sentido de que el estatuto definitivo del Sahara Occidental respete la legalidad internacional y sea el resultado del libre ejercicio del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación mediante referéndum de acuerdo con la Carta de Naciones Unidas y las resoluciones del Consejo de Seguridad.”

Un derecho que Agustín Santos defendió abiertamente en esos días y que proclamó en sus ruedas de prensa (se pueden conseguir recortes de sus declaraciones). Un derecho que, efectivamente, el gobierno Zapatero y su ministro Moratinos preferían no mencionar ni sacar ala luz. Un derecho que en otras ocasiones como recientemente, en la autoproclamación de la independencia de Kosova, ha sido atacado por ese mismo gobierno (y, lamentablemente, por nuestro eurodiputado Willy Meyer). Un derecho que cada vez que se pone encima de la mesa levanta ampollas en la derecha recalcitrante y hasta en una izquierda miope y altanera, que pone el punto de vista de la nación opresora como si fuera “lo normal” y rechaza cualquier expresión de reivindicación o de lucha de las naciones oprimidas como “nacionalismos atrasados” o “integrismos”.

En el contexto de la lucha de Haidar y la movilización (no masiva pero sí importante y decidida), se consiguió vencer resistencias que antes no había sido posible. Y seguramente no por primera vez, pero sí en un contexto de grandes tensiones nacionales e internacionales, se consiguió hacer aprobar una resolución como la mencionada. Y ¿qué dice de ello Romero?:

“La resolución parlamentaria estaba controlada por el gobierno hasta la última coma. Y al gobierno español, como por otra parte al marroquí, le tienen sin cuidado unas palabras de más o de menos sobre el derecho de autodeterminación; ambos gobiernos saben que esas palabras no van a afectar a la política, ni a los “intereses comunes”. En realidad, el objetivo real de la moción parlamentaria era acorazar al gobierno si Aminetu hubiera muerto.”

Lamentable. Apolítico. Falso.

Si no hemos de hacer caso a las palabras, entonces ¿para qué pelear políticamente? Si nada importa porque unas palabras de más o menos no van a afectar a la política ¿cómo se miden las batallas políticas? Si todo era sólo para acorazar al gobierno por si acaso Haidar moría en su huelga de hambre ¿no hubiera sido precisamente peor para el gobierno quedarse con el cuerpo de Haidar y encima con una resolución que le comprometía?

Romero hace trampa. Y una de las cosas peores de sus trampas es que despolitiza a la gente.Romero no quiere reconocer que el gobierno se vio obligado a hacer cosas que ni soñaba, que los grupos parlamentarios, presionados por sus alas izquierdas que eran sensibles a las movilizaciones que se hacían y a la propia huelga de hambre y -también hay que decirlo- por la presión conjunta de la izquierda revolucionaria y de los sindicatos, obligaron a poner de nuevo sobre el tapete el derecho a la autodeterminación del Sáhara. En lugar de ello Romero lo cubre todo con unas supuestas intenciones y con un tono de quien “sabe lo que pasa”, para hacer pasar lo que ha sido una victoria en una casi derrota.

Por supuesto esa victoria tiene sus límites. No ha sido ganada toda la guerra. Hasta lograr que consiga un ejercicio del derecho a la autodeterminación, por ejemplo un referéndum en condiciones, donde puedan votar todos los saharauis, costará. Pero Romero, ¿acaso no hemos avanzado un trecho? ¿Acaso esa resolución y la vuelta de Haidar viva y digna al Sáhara no ha sido un pasito? Cambiar el signo de más por menos, de victoria a derrota (o viceversa), confunde a la gente, despolitiza, hace que la política se vea muy complicada y sólo entendible por “los que saben de verdad” lo que pasa detrás de las bambalinas. El odio hacia un gobierno socialdemócrata -y hacia los que no lo odian como él- no puede ser la guía de la acción política. La mejor guía es actuar a cada paso y momento por lo que necesita el movimiento para afianzarse y dar un avance. El sectarismo es un cáncer para la izquierda que debemos extirpar.

Alfons Bech

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