Por un referente constructivo crítico desde IU, comprometido y coherente en la movilización social para una alternativa trabajadora y joven a la crisis económica, en el proceso de formación de los foros para la refundación de la izquierda.

sábado, 12 de abril de 2014

OCASIÓN PERDIDA

El 10 de abril la Presidencia Regional de IUCM dio el visto bueno a un acuerdo que se ha presentado en la prensa y ante la afiliación como la superación definitiva de las divisiones en la organización. También como el inicio de un camino de compromisos indispensables para encarar el largo ciclo electoral y político que se nos abre con las próximas elecciones europeas. Pero ¿realmente, es así?

La IX Asamblea regional adoptó un documento político en el que se establecía con claridad que, para derrotar al PP y las políticas neoliberales, era necesario articular, junto a los movimientos sociales, un amplio bloque político y social. Consecuentemente, IUCM apostaba por poner todo su capital organizativo y político al servicio de esa tarea. Es aceptado desde hace ya tiempo que la división interna con la que se saldó la IX asamblea representaba un lastre para lograrlo, al limitar el potencial de la propuesta. Por tal razón, a finales del año pasado, la Presidencia adoptó una resolución política  que permitió iniciar una senda de diálogo entre las partes. Lamentablemente, el acuerdo sellado por la Presidencia del 10 de abril, pudiendo haber sido de consenso y de suma del 100% de IUCM, del conjunto de su capacidad y capital político, de lo que la afiliación reclama y la calle espera,  se ha quedado en lo que constituirá la antesala, más pronto que tarde,  no sólo de más división, que también,  sino de una seria y profunda nueva crisis política.

LAS FORMAS

La Presidencia constituye el espacio encargado de controlar y marcar el camino en IUCM; el órgano por el que pasan todas las decisiones de la vida política de IU y el lugar ante el que la comisión ejecutiva rinde cuentas. El día 10 de abril, en esa Presidencia se  presentó una lista de 19 nombres sin asignación de tareas, sin hoja clara de ruta sobre cuáles debían ser los ejes de trabajo y sin un verdadero plan. Tampoco se hizo una valoración de idoneidad de personas o del número de puestos. Ni siquiera, a pesar de ser un número total par (20 con el coordinador), se estableció paridad de sexos entre sus miembros, un aspecto de carácter obligado hoy en día. Lo que se hizo, simplemente, fue quitar a unos para poner a otros, eso sí sumando más apoyos  internos y más porcentaje de voto, que no de votos absolutos del órgano. La asistencia a la Presidencia fue menor que en otros momentos y, desde luego, mucho menor de lo que cabía esperar en un momento que se suponía esencial para la organización. El día 10, estuvieron presentes 56 de sus 83 miembros y un 34% de los mismos mostró, a través de su voto, disconformidad con el acuerdo alcanzado: bien con el documento que lo sostenía, bien con la lista que se proponía, bien con ambas cosas.[i]
 
Cierto es que forma y fondo no representan lo mismo, pero no deja de ser revelador que un acuerdo que “aparente y formalmente” suma gran cantidad de apoyos se selle en una Presidencia de la que están ausentes más del 32% de sus miembros (27) y cuya propuesta de dirección suma menos votos totales que aquella que representaba únicamente el llamado 51% de la anterior etapa.[ii]

 EL FONDO

Se presentó en la reunión un documento político que, al igual que en otras ocasiones, irá a las distintas asambleas, la cuales podrán hacer sus aportaciones para que, finalmente, un  Consejo Político Regional, aún sin fecha determinada, voté su versión final.
Lamentablemente, el documento presentado  no añade nada a lo ya establecido en los 14 meses transcurridos desde la IX asamblea regional y los trabajos realizados en los diversos órganos reunidos hasta la fecha. Tareas que en este tiempo han abarcado desde un llamamiento a la convergencia social, pasando por la defensa de un desarrollo participativo del programa, la lucha contra la desigualdad y un largo etc. Al contrario, en algunos aspectos  el documento que se nos propuso se quedaba por detrás de lo anterior y, en otros, por detrás de las peticiones de la calle aparecidas  el 22M o el 3 de abril.

Resumidamente, el documento no apela al desarrollo de un plan de defensa de la industria en Madrid, plan que reclaman los sindicatos y que constituye un elemento nodal para la defensa del empleo y del modelo de futuro en la región. Tampoco adelanta nada sobre la protección del pequeño comercio o en relación a un nuevo modelo productivo. La lucha contra la desigualdad, que se ha resumido en este tiempo a través de la proposición de una ley que establezca un conjunto de derechos vitales básicos y una campaña alrededor de la misma,  también está ausente del escrito propuesto.
Ahora bien, lo que más llama la atención son dos cuestiones. La primera es que el documento no se compromete con lo que ha sido la base de la lucha y de las mareas en este tiempo: el combate contra las privatizaciones. Tal compromiso se salda con un hipotético: “si fuera posible”,  cuando la calle ha respondido el día 22M  o a través de las mencionadas mareas con una expresión mucho más rotunda: “sí se puede”. La reversión de las privatizaciones, por lo menos en sanidad, educación, Canal de Isabel II, y el compromiso de readmisión de los trabajadores de Telemadrid han de constituir, junto con la lucha contra la desigualdad y por el empleo y la vivienda, los ejes de cualquier programa de la izquierda en Madrid; por tanto, no pueden estar ausentes o aparecer diluidos en un documento con la importancia del que nos ocupa. 

El segundo elemento que también llama la atención, precisamente por su ausencia, es la cuestión del gobierno. Ésta aparece sólo como una fórmula pasiva y subalterna dentro del bipartidismo.  En este sentido, el documento señala: “Nuestros votos servirán para desalojar al PP…” y “la decisión sobre la participación o no en los gobiernos dependerá de la militancia de IU en cada ámbito”. Fijémonos que en ningún momento el texto marca cuáles serían las condiciones para un verdadero gobierno de izquierdas, es decir, aquel por el que se supone estamos trabajando en el marco del bloque social y político que se quiere construir.
A poco más de un año de las elecciones municipales y autonómicas resulta necesario avanzar, más si se trata del documento que sella el acuerdo que debería unir a IU y lanzarla a la articulación del cambio y un nuevo gobierno antineoliberal en Madrid, en las bases programáticas que, junto a la movilización, pueden vertebrar tal cambio. 

Como puede observarse, las asambleas tienen ante sí un debate fundamental para mejorar el texto y ayudar con ello al avance de IU.

HACIA UNA NUEVA MAYORÍA

El acuerdo sellado en la Presidencia representa una ocasión perdida para llegar a un acuerdo del 100%, de consenso de toda IU. Y es que el actual nace con varias debilidades que afectan a su fondo. Las ausencias en la Presidencia o  la proporción de  voto, que marca la disconformidad  con lo que se proponía, indican que es así. Pero además, quienes lideran esta operación (el coordinador general, Cambiar IU y la Tercera lista) ocultan una realidad que acabará con un pacto frágil políticamente, basado en un reparto poco transparente de responsabilidades y tareas, y no ajustado a lo que cada una de las partes representa.

El compromiso alcanzado es débil en la política porque no responde, como se ha puesto en evidencia, a muchos de los retos que plantea la situación madrileña, en especial, el problema de las privatizaciones y del gobierno.  También es débil en sus números, no sólo por el reparto, sino porque parte de realidad que ya no existe: hoy por hoy, en IUCM no hay un bloque que reúna al 51%. Este bloque, que representaba la suma de al menos cuatro sensibilidades distintas y que ganó la IX asamblea, está quebrado en dos mitades casi iguales. La ruptura no obedece a razones vacías, sino a causas muy de fondo asociadas al programa, a la relación federal, a los compromisos y el respeto a la vida orgánica, al pago de la carta financiera, a la transparencia de los órganos y al papel y valor de las asambleas de base en problemas como los surgidos en Rivas o San Fernando. El acuerdo de confección de la comisión ejecutiva votado por la presidencia da la espalda a este hecho, no lo considera y, en consecuencia, construye un relato de la realidad completamente falso. A día de hoy, la mayoría en IUCM no la tiene nadie; existe más división que antes y el reparto realizado no obedece a la correlación de fuerzas real. Esta correlación, de aplicarse, colocaría a Cambiar IU y su 37% como el principal actor en la escena. Sorprendentemente este actor, junto a la llamada Tercera lista con su 10%, han preferido aceptar que poco más del 25% logre el 50% de la dirección con 10 nombres y, a buen seguro, también las principales responsabilidades en la gestión diaria de la organización, lo que es sinónimo de ponerle plomo en las alas al acuerdo del día 10.

Responder en el fondo y en la forma a la realidad de la situación de IU, abrir verdaderamente la puerta a la construcción de un bloque social y político creado alrededor de una movilización constante contra las políticas neoliberales, las privatizaciones y las desigualdad, exige hoy, como lo exigió a la salida de la IX asamblea, una propuesta que sume todo el potencial de IUCM. Visto el acuerdo descrito, sumar todo el potencial obliga  a caminar hacia una nueva mayoría que, alrededor de las tareas mencionadas (suma, acción, movilización, programa y gobierno) permitan derrotar al PP y las políticas neoliberales. Un reto que de momento sigue abierto. 

Más sobre los problemas de la nueva y vieja política en: http://laaurora.netpor.org/noticia/608/la-izquierda-y-la-vieja-poltica-en-madrid.html

Carlos Girbau.


[i] El documento fue aprobado con 36 votos a favor, 5 en contra y 15 abstenciones y la Comisión Ejecutiva salió con 37 votos a favor y 19 abstenciones.
[ii] La ejecutiva elegida tras la IX asamblea contó con 43 de los 83 votos posibles.

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